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Io_Asakura Lun Sep 15, 2008 6:23 pmEstaba repitiendo en mi mente los minutos que pasaban mientras veía las hojas de los arboles caer sigilosamente, y eran arrastrados por el viento al horizonte, mi profesor se acercaba siempre con una enorme vara de metal con la que golpeaba la mesa en donde yo estudiaba, era su manera de hacer que prestase atención a su clase, ese hombre era temido y respetado. Ya que sus conocimientos de filosofía, política, derecho y finanzas eran impresionantes, y para aquella época, era envidiable.
En esa gran mansión donde crecí toda mi vida, siempre a las 7 de la mañana era despertada por la servidumbre que hay trabajaban, desde siempre, tuve una criada que se encargaba de mi cuidado, maestros cuya tarea era enseñarme tanto del mundo si no también de la esgrima que desde 1700 era un deporte muy popular entre la nobleza, y en algunas ocasiones viajaba a Londres donde un grupo selecto nos reuníamos a un encuentro de esgrima.
Así paso mi vida como mortal sin pensar que en algún momento, algo cambiaria… Fue el momento en donde mi vida se estuvo a punto de apagarse… en 1723 ya había alcanzado un nivel en la política como embajadora de España, y mis viajes a diferentes partes de Europa eran ya común en mi vida, mi padre Carlos Bilbao abogado de profesión, crecí viéndolo solo en la cena desde mis 4 años, hasta mis 21, solía sentarme a platicar con él, siempre se servía una copa de “vino” y yo, solo un té. Disfrutaba sus pláticas los sábados en la noche, acostumbraba que ese fuera el día en donde padre y yo compartíamos de una amena discusión.
Lo que paso en ese año, lo recuerdo sintiendo temor… en época de otoño, donde las hojas están secas, y la tierra pinta de color tierra. Me encontraba en una reunión a eso de las 7:30 pm una fiesta privada donde solo los hombres de altos puestos se sentaban a discutir sobre nuevos planes de coordinación a nivel nacional, planes culturales, y ¿por qué no?, una muestra de vanidad entre ellos, cosa que siempre salía a relucir, entre sus temas de conversación.
Como una dama, siempre mi padre me acompañaba a esas reuniones, donde solo observaba todas las estupideces que aquellos hombres decían. Esa noche, ocurrió un atentado, los vascos, como siempre, exigían la libertad de su provincia, y convertirla en una nación, España no toleraría tal rebelión y por ello los vascos se alzaron. Sabiendo que esa noche los más importantes mandatarios se hallaban en ese lugar, nos tomaron por sorpresa incendiando todos los jardines de la mansión en la que nos encontrábamos, mi padre vi en su mirada un pánico que con palabras en ese momento no pude explicar, entraron golpeando a los que ahí se encontraban, uno de los hombres que se dirigía hacia donde estaba cargaba una espada y un arma, disparando a uno de los sirvientes de mi padre y sacando la espada para dirigirla hacia mí, padre, estaba realmente desconcertado, y era más por el fuego que por otra cosa. Tanto así que solo dijo a aquel hombre que iba hacia mi “desmáyate”, el hombre se detuvo y dijo “lo que usted diga” y cayó en el piso, sin ninguna explicación. Padre tomo mi mano, y en el intento de sacarme lo más rápido de ese lugar, un hombre lanzo un disparo que penetro mi pecho, y caí en el piso, sin conciencia alguna… mi padre recogió mi cuerpo débil pero aun con vida, monto su carroza, y partió a la mansión.
Antes de dar mi último aliento en el hogar donde nací, y con honestidad no planeaba morir ahí. En ese momento, mi padre, me abrazo, dando inicio a una “no vida” de poder. Respondiendo al nombre de sangre azul rodeada de todo aquel poder de conseguir lo que quisiera cuando quisiera con solo dar una orden. Con el tiempo, comprendí que por muchos años, mi padre, fue goul de un vástago por muchos años, y que eso le permitió que aun teniendo poco tiempo de su abrazo el pudo abrazarme. Su “sir” el cual era en nombre que le daba mi padre a aquel vástago es un ventrue de mucho poder, y tenía el respeto del clan.
Aunque desde el comienzo de mi no vida, no me preocupe por lograr cargos mayores, ni de controlar al mismísimo rey, me dedique en tener las influencias suficientes para conseguir lo que quisiera con una simple llamada, y tener el potencial del liderazgo, era nueva en el mundo de los vástagos, y como padre me dijo al momento de mi abrazo “La mejor forma de desquitarse de tus enemigos es sobrevivirles. Como somos razonables y estamos por encima de asuntos nimios como la venganza, somos los jefes de nuestra especie. Nuestros colegas hacen poco por apoyar la Camarilla, así que debemos soportar la carga solos.”
Desde ese momento en adelante, los primeros martes de cada mes el clan se reunía, y era en esas reuniones donde conocíamos a los nuevos chiquillos, y aunque mi cumpleaños dejo de celebrarse como tal, dentro del clan, cada año se realizaba una celebración por el día de mi abrazo, las fiestas más lujosas y los obsequios más impresionantes, era común ver como competían por dar el regalo más lujoso para optar por el prestigio dentro del clan.
De esa manera, comencé un largo camino que me ha llevado a la fecha actual… 2050 mi padre me llama con el informe de una importante misión importante, que concierne a un problema en un país llamado Venezuela, extrañada por su urgencia, accedí sin mucha discusión a viajar a un nuevo continente, tome mis maletas, y me dirigí hacia lo que seria, un nuevo viaje, por el clan, la camarilla, y el poder.
Nathaly Bilbao.
En esa gran mansión donde crecí toda mi vida, siempre a las 7 de la mañana era despertada por la servidumbre que hay trabajaban, desde siempre, tuve una criada que se encargaba de mi cuidado, maestros cuya tarea era enseñarme tanto del mundo si no también de la esgrima que desde 1700 era un deporte muy popular entre la nobleza, y en algunas ocasiones viajaba a Londres donde un grupo selecto nos reuníamos a un encuentro de esgrima.
Así paso mi vida como mortal sin pensar que en algún momento, algo cambiaria… Fue el momento en donde mi vida se estuvo a punto de apagarse… en 1723 ya había alcanzado un nivel en la política como embajadora de España, y mis viajes a diferentes partes de Europa eran ya común en mi vida, mi padre Carlos Bilbao abogado de profesión, crecí viéndolo solo en la cena desde mis 4 años, hasta mis 21, solía sentarme a platicar con él, siempre se servía una copa de “vino” y yo, solo un té. Disfrutaba sus pláticas los sábados en la noche, acostumbraba que ese fuera el día en donde padre y yo compartíamos de una amena discusión.
Lo que paso en ese año, lo recuerdo sintiendo temor… en época de otoño, donde las hojas están secas, y la tierra pinta de color tierra. Me encontraba en una reunión a eso de las 7:30 pm una fiesta privada donde solo los hombres de altos puestos se sentaban a discutir sobre nuevos planes de coordinación a nivel nacional, planes culturales, y ¿por qué no?, una muestra de vanidad entre ellos, cosa que siempre salía a relucir, entre sus temas de conversación.
Como una dama, siempre mi padre me acompañaba a esas reuniones, donde solo observaba todas las estupideces que aquellos hombres decían. Esa noche, ocurrió un atentado, los vascos, como siempre, exigían la libertad de su provincia, y convertirla en una nación, España no toleraría tal rebelión y por ello los vascos se alzaron. Sabiendo que esa noche los más importantes mandatarios se hallaban en ese lugar, nos tomaron por sorpresa incendiando todos los jardines de la mansión en la que nos encontrábamos, mi padre vi en su mirada un pánico que con palabras en ese momento no pude explicar, entraron golpeando a los que ahí se encontraban, uno de los hombres que se dirigía hacia donde estaba cargaba una espada y un arma, disparando a uno de los sirvientes de mi padre y sacando la espada para dirigirla hacia mí, padre, estaba realmente desconcertado, y era más por el fuego que por otra cosa. Tanto así que solo dijo a aquel hombre que iba hacia mi “desmáyate”, el hombre se detuvo y dijo “lo que usted diga” y cayó en el piso, sin ninguna explicación. Padre tomo mi mano, y en el intento de sacarme lo más rápido de ese lugar, un hombre lanzo un disparo que penetro mi pecho, y caí en el piso, sin conciencia alguna… mi padre recogió mi cuerpo débil pero aun con vida, monto su carroza, y partió a la mansión.
Antes de dar mi último aliento en el hogar donde nací, y con honestidad no planeaba morir ahí. En ese momento, mi padre, me abrazo, dando inicio a una “no vida” de poder. Respondiendo al nombre de sangre azul rodeada de todo aquel poder de conseguir lo que quisiera cuando quisiera con solo dar una orden. Con el tiempo, comprendí que por muchos años, mi padre, fue goul de un vástago por muchos años, y que eso le permitió que aun teniendo poco tiempo de su abrazo el pudo abrazarme. Su “sir” el cual era en nombre que le daba mi padre a aquel vástago es un ventrue de mucho poder, y tenía el respeto del clan.
Aunque desde el comienzo de mi no vida, no me preocupe por lograr cargos mayores, ni de controlar al mismísimo rey, me dedique en tener las influencias suficientes para conseguir lo que quisiera con una simple llamada, y tener el potencial del liderazgo, era nueva en el mundo de los vástagos, y como padre me dijo al momento de mi abrazo “La mejor forma de desquitarse de tus enemigos es sobrevivirles. Como somos razonables y estamos por encima de asuntos nimios como la venganza, somos los jefes de nuestra especie. Nuestros colegas hacen poco por apoyar la Camarilla, así que debemos soportar la carga solos.”
Desde ese momento en adelante, los primeros martes de cada mes el clan se reunía, y era en esas reuniones donde conocíamos a los nuevos chiquillos, y aunque mi cumpleaños dejo de celebrarse como tal, dentro del clan, cada año se realizaba una celebración por el día de mi abrazo, las fiestas más lujosas y los obsequios más impresionantes, era común ver como competían por dar el regalo más lujoso para optar por el prestigio dentro del clan.
De esa manera, comencé un largo camino que me ha llevado a la fecha actual… 2050 mi padre me llama con el informe de una importante misión importante, que concierne a un problema en un país llamado Venezuela, extrañada por su urgencia, accedí sin mucha discusión a viajar a un nuevo continente, tome mis maletas, y me dirigí hacia lo que seria, un nuevo viaje, por el clan, la camarilla, y el poder.
Nathaly Bilbao.
